lunes, 24 de agosto de 2009

Mens sana in corpore ¿reventado?

Vengo de hacer deporte. Sí, sé que resulta inaudito unir en una misma frase la palabra deporte y yo. Y no, no vengo de hacer levantamiento de vidrio. Cincuenta minutos pedaleando que llevo sobre mis muslos con el plus de haberlo hecho sobre una bici de Sevici. No hacía tanta gimnasia desde mis días de colegio, cuando esa puñetera asignatura me daba las tardes de los martes y jueves después de la comida del comedor. Con ese horario es lógico y normal que yo desarrollara cierta animadversión a moverme si no es por una buena causa, como por ejemplo la exaltación de la vitalidad de un órgano, como diría el DRAE.

A pesar de los pesares, fuera del horario escolar, era una aguerrida karateka que llegó a cinturón verde. Después de practicar las artes marciales todo fue a peor. A atletismo que me apunté. Me lo avisaron: correr es de cobardes y yo, el primer día de entrenamientos, llegué al pabellón, vi que no había nadie y me fui por donde había venido en un gesto de valentía. Ese mismo año, quiero olvidar, en el colegio nos obligaron a apuntarnos a una de las carreras municipales. Como mi colegio había estado en el Centro no inscribimos en la del Casco Antiguo, que nos conocíamos mejor los atajos. En fin, el resultado fue cuanto menos espectacular: la moto que cerraba la carrera nos iba pitando a una compañera y a mí porque nos entró el pavo y no podíamos con nuestro culo.

Y hablando de divinas posaderas, mi mayor preocupación era hoy encontrar el modelito apropiado para mi aventura de la vida sana. Atuendo deportivo no tengo desde el chándal del cole que, por cierto, no podía ser más feo. Así que me he puesto unas mallas y una camiseta que me tapara el culo para no ir por ahí enseñando cacho. La camiseta monísima, con una pajarita (no enjaulá) que intuyo que es una aguililla. Aunque el conjunto era para matarme, con las gafas de ver para no comerme a un corredor de fondo de los que van por la orilla del río y unos botines rosas fucsia.

No es por venirme arriba, pero he sobrevivido y me siento bien; bien cansada vamos. Por las piernas me corre un ejército de hormigas y pienso que qué recompensa da tanto ajetreo para el cuerpo. Siempre he pensado que hay formas más sanas de hacer ejercicio y que permiten tener el coquito saludable en un cuerpo vigoroso. Pero a falta de pan...

1 comentario:

  1. Hablando de pajaritas, ¿cuando vas a cambiar el buitre, espurgabuey o lo que sea que tienes de avatar?

    ResponderEliminar