martes, 18 de agosto de 2009

Prohibido el intercambio

No nos podemos besar. Ya llevan un tiempo dándonos la matraca para que no intercambiemos fluidos si no queremos pillar la H1N1. Además, lo que no ha conseguido la teoría evolutiva lo quiere conseguir el Ministerio de Sanidad: que los fieles no den besos a los muñecos de madera en las iglesias. Para que las babas no se queden prendadas del santo o virgen en cuestión. Pero esa costumbre es lo de menos. ¿Cuánta gente va a los besa manos o besa pies?

A todos nos gusta besar otras cosas. Mucho más contagiosas, sobre todo porque la piel es porosa y las moléculas de los cuerpos se comunican de esa manera, que es la mejor de las formas posibles de comunicación: contaminando. ¿Quién renunciará a un buen intercambio por una gripe de nada?

Besar es muy fácil y muy gustoso (aunque no voy a dar nombres para ser discreta recuerdo a una pequeña preadolescente hace ya unos años, preocupada porque no había besado nunca y no quería que la saliva mojara a su muchacho recién estrenado los bajos de los pantalones). Hay quien no repara mucho en plantar un buen besuqueo a quien tiene enfrente. Yo los prefiero. No me gustan quienes dan el beso al aire cuando te los presentan. Dicen que el beso ruidoso, de abuela, es de mala educación... qué cosas cuando toleramos otros tantos ruidos en las calles (tranquilos, hoy no hablo de obras). Con lo que me gusta a mí un buen beso.

Lo peor, impepinablemente, es quedarse con las ganas. A los tímidos como yo nos suele pasar. Otros, no obstante, no tienen reparos. De ahí toda la historia ésta que me he montado. Es que me he cruzado con mi ídola. Muy pocos sabréis quién es ella. Con ella lo de los polvos enconados (agradezco esta bella expresión a La Ro, venida a mí por boca de Ángela) no va. En una noche, se lió con tres amigos míos, a la sazón, antiguos ligues también de mi ex propiedad. Lo que yo coleccioné en años, ella lo hizo en una horas. Por eso la admiro. Por eso y por el lote de reír que me di después cuando los tres sujetos me contaron la hazaña, además por separado. Si hace unos años hubiera existido la nueva gripe ésta, a la susodicha no le hubiera importado pillarla y olé sus ovarios. Mi ídola no se quedó con ninguno de los tres tampoco. Tampoco pilló el resfriado aunque como iba hoy, no descartaría yo verla otra vez, entonces sí, con el Frenadol, el Vincigrip y el Inistón a tres bandas...

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