miércoles, 26 de agosto de 2009

Súper tarde

Hoy mato a alguien. Herodes, ¿por qué no hiciste bien tu trabajo? Me ha falta el Carrefour para cantar bingo. Mi agenda ya está repleta. Os voy dando la bienvenida, amigos, que sólo me queréis por mis encantos ocultos (mi coche, mi buen gusto para las compras, mi pragmatismo a la hora de elegir regalos...). Media hora he parado en casa hasta ahora. Dicen que hay crisis, pero podría montarme una crónica social de usos y costumbres de la sevillanía desde El Corte Inglés -donde no puede haber más gente de pueblo- al Alcampo, que parece que se ha quedado congelado en el año 1988. Dios, ¡qué día!

Lo que no contaban mis queridas amigas es que yo tengo un don. El de la oportunidad. O, como se diría en román paladino, soy una metepatas. Si hago recuento de todas las que meto, tendría que hacer un agujero profundo, esconderme en él y no salir por el resto de la eternidad. Menos mal que la gente normal tiene muy mala memoria.

Soy especialista en cargarla con los superiores: maestros y jefes suelen pasar cerca de mí justo cuando voy a soltar una burrada. Hay quien dice por ahí que si siempre estoy diciendo disparates, es muy probable que me escuche quien no quiero que lo haga… Pero he de confesar que con los dependientes de las tiendas también se me va. Es por mi paciencia, que es estos casos se entretendrá viendo chismes, porque me abandona.

Hoy me han dicho que mi compañía de internet me tima para venderme un módem, que puedo cargar con una cuna y enviarla por Seur a Vigo y no sé qué otras cosas más. Con la primera he estado corta de reflejos, aunque le he dicho educadamente que yo no pensaba comprar nada, que intentara convencer a la otra. Con las de Alcampo me he quedado muerta y le he llegado a decir que cómo no nos había traído un Bollycao después de media hora esperando. Con el del bar de Hipercor he debatido sobre la crisis y los robos a mano armada que suponen el cobrar dos euros por una Coca. Y en Toys'r us he querido coger a más de uno y metérselo a la madre por donde lo sacó. A los niños también me hubiera gustado silenciar con el mando a distancia...

En resumidas cuentas, hemos vuelto con las manos vacías y a todo esto, yo invitaba hoy a éstas a cenar a mi casa y si se me cuela en este instante una rata en el frigorífico, se me muere de hambre. A ver cuándo tengo valor y supero el trauma de la tarde de compras, aunque si voy como la María Jiménez en el vídeo...

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